MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Combate a la corrupción y autosuficiencia alimentaria; crece la lista de engaños y mentiras

image

El triunfo indiscutible de Andrés Manuel López Obrador y su 4T, en las elecciones que lo llevaron a Palacio Nacional, se sustentó en dos grandes pilares; primero, enfatizar los diversos males de los que era víctima la inmensa mayoría de los mexicanos, particularmente las masas trabajadoras y, como complemento, una inmensa cantidad de promesas de mejoría en todos los ámbitos, con lo que arribaríamos a un país de ensueño.

A cinco años de ese fenómeno electoral que sedujo a millones de mexicanos anhelantes, si no de soluciones, al menos de una esperanza (como por cierto reza el lema del partido en el gobierno), podemos afirmar, sin ningún género de duda, que la esperanza se trocó en una decepción cada vez más creciente e inevitable (para mayores elementos al respecto, sugiero a todos leer a la brevedad el libro del Ing. Aquiles Córdova titulado justamente “De la esperanza a la decepción"). En efecto, en dos de los ejemplos más sintomáticos e irrebatibles, el sistema de salud similar al de Dinamarca que se prometió ha llegado a los extremos de causar una de las mortalidades más altas del planeta entero durante la pandemia y de desmantelar paulatina y sostenidamente el sistema de vacunación, que en su momento llegó al 100 por ciento de cobertura, pues solamente el 26 por ciento de los menores de dos años tiene, a decir de la propia Secretaría de Salud, su esquema de vacunación completo.

El otro ejemplo,es el de la inseguridad y la violencia; en lugar de la paz y la seguridad que se nos prometió, el país está cubierto de masacres, ejecuciones y delitos a cuál más cruel, llegando López Obrador a ostentar el récord más alto de asesinatos en su sexenio aún sin concluir.

            Sin embargo, el renglón en el que generó más expectativas la campaña electoral de López Obrador fue el del combate a la corrupción; en su búsqueda de votos convenció a muchos de que el principal problema nacional era la corrupción y de que, además y como resultado del combate sin tregua que su gobierno libraría contra tan tremendo mal, dispondría de más de 500 mil millones de pesos cada año, de todos los ahorros porque ya nadie robaría en el gobierno morenista.

La realidad es que los escándalos de corrupción han abundado en diversas áreas de gobierno, algunos tan graves como la compra de aparatos inservibles para los enfermos de covid-19 que tuvieron que ser intubados, mientras que tampoco han escaseado los que salpican a hermanos, hijos y otros parientes del propio presidente. Sí, de ese que prometía barrer con la corrupción como se debe hacer con las escaleras de arriba hacia abajo. 

Sólo en el primer año de su gobierno, la Auditoría Superior de la Federación (ASF), detectó un “uso irregular de recursos” superior a los 100 mil millones de pesos, más de lo que estaba presupuestado en ese año para el ya difunto Instituto de Salud y Bienestar (Insabi).  Lejos de disponer de los 500 mil millones de año para mejorar las condiciones de vida en colonia populares y poblados rurales, para programas de vivienda, mejorar la salud y la educación, entre las innumerables necesidades del pueblo, siguen los fraudes en las esferas de gobierno y la única respuesta es “nosotros no somos iguales”. Pero México entero sufre porque resultaron peores.

Y así están las cosas. En el tema de la corrupción, el país brincó de la sartén a la lumbre. Los números son claros y no hay lugar para los otros datos. El diario Reforma publicó, el dos de abril de este año: “Con los 15 mil 500 millones de pesos que ya suman los desvíos en lo que va del sexenio en Segalmex, podría pagarse seis veces el avión presidencial y recuperar dos veces la Estafa Maestra”. Para los poco familiarizados con las siglas institucionales, Segalmex significa Seguridad Agroalimentaria Mexicana, el nombre con el que bautizó López Obrador, en 2019, al organismo gubernamental encargado de buscar la autosuficiencia alimentaria en producción de maíz, trigo, arroz, frijol y leche, así como del rescate del campo y el apoyo a pequeños productores de granos. Lo curioso -por decir lo menos- es que el gobernante antipriista y enemigo declarado de los corruptos y del expresidente Carlos Salinas de Gortari, nombró titular de esa dependencia a Ignacio Ovalle Fernández a quien Salinas puso al frente de la Conasupo, dependencia que tenía tareas similares a la ahora Segalmex.

En el sexenio salinista abundaron las denuncias por corrupción contra la Conasupo de Ovalle, a tal grado que se hizo popular el estribillo de “nadie sabe, nadie supo, donde quedó el dinero de la Conasupo”. Tales antecedentes no podía desconocerlos el presidente, y seguramente podía anticipar el resultado fraudulento, porque como él mismo ha repetido: “los corruptos son corruptos, no tontos”. Tan solo en sus dos primeros años de funcionamiento la ASF detectó “irregularidades” por 15 mil 300 millones de pesos duplicando los 7 mil 600 millones reportados en la llamada Estafa Maestra del sexenio de Peña Nieto. El mayor escándalo de corrupción de Felipe Calderón fueron los desvíos en la construcción de la llama Estela de Luz: en Segalmex ya se encontró un desvío nueve veces mayor. Está claro que no son iguales, salieron más mañosos y hábiles… pero para la transa.

Mil 187 días estuvo Ovalle Fernández, el viejo amigo de López Obrador, al frente de Segalmex por lo que los desvíos hasta ahora documentados equivalen al saqueo de casi once millones diarios. Lo dicho en términos de corrupción las cosas están peor en México, aunque el 21 de febrero de 2022 el presidente declaró que “pañuelito blanco, no hay corrupción, ya no es el tiempo de los gobiernos pasados” (El Economista, 22 de mayo 2023), la mayoría de los mexicanos no piensan así, como lo consigna el portal noticioso Infobae del 26 de junio de este año en donde se lee: “En cuanto a la corrupción persistente en el gobierno federal, los datos indican que el 72.6% de los mexicanos considera que hay mucha corrupción”. Y es que el pueblo se cansa de tanta transa, aunque sea de Morena.  Segalmex es, por cierto, y como se señaló líneas arriba, la dependencia que debería de estar apoyando a los productores de trigo, en crisis por el desplome del precio de sus cosechas; pero de donde si han saqueado a la institución.

Dos engaños más, dos mentiras más se añaden al largo rosario, y además sangriento rosario, de promesas incumplidas y mal gobierno. La conclusión es obligada. El pueblo trabajador, esa inmensa mayoría de mexicanos que viven con estrecheces y en medio de la violencia que los amenazas en sus vidas, propiedades y tranquilidad, deben proponerse un camino más largo para cambiar las cosas en el país, pues la ilusión de que solo bastaba cambiar de logotipo partidario en el poder ha fracasado con azules, tricolores y morenos. “No somos iguales”, repite casi a diario el oficiante en el púlpito de la mañanera, pero dice el refrán mexicano dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Si no son los mismos, serán los mesmos (sic), porque se comportan igual y mantienen a los trabajadores en iguales o peores condiciones; de hecho, la inmensa mayoría de los hoy en el poder ya pasó al menos por alguno de los partidos que han gobernado el país con malos resultados.

Debemos decidirnos a trabajar con mayor tenacidad, constancia y eficacia en despertar en el pueblo el interés en los asuntos sociales y de gobierno, lograr que se disponga a prepararse, a educarse políticamente para que dimensione su fuerza y posibilidades sociales y políticas, a que se organice y estructure para dar la lucha con coordinación y eficacia y a destacar de su seno a nuevos líderes, a nuevos líderes, a una nueva clase política a la que realmente le interese transformar al país para erradicar la pobreza y la desigualdad insultantes.

NOTICIAS RELACIONADAS

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más