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La “nuevalengua”, ¿ficción?

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De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, el español cuenta con más de 93 mil palabras. En la obra cumbre de Miguel de Cervantes “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, el autor utiliza 23 mil palabras. Sin embargo, en México, los estudiantes de nivel medio utilizan aproximadamente entre 300 y mil 500 palabras para comunicarse, mientras que “en el caso de los hablantes cultos, suelen emplear alrededor de 5 mil vocablos”.

Esto puede interpretarse como una consecuencia del poco ejercicio de la lectura por parte de los mexicanos que, entre otras cosas, el déficit de lectura también tiene que ver con la carencia en el nivel de comprensión, según el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.

En México, los estudiantes de nivel medio utilizan entre 300 y mil 500 palabras para comunicarse, mientras que los hablantes cultos, suelen emplear alrededor de 5 mil.

Esto viene a tema precisamente porque, de acuerdo con los datos recientes del Módulo sobre Lectura (Molec) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el último año la población alfabeta que se asume como lectora de libros, revistas, periódicos, historietas o sitios en internet pasó del 71.8 % al 68.5 % en 2023, siendo mayor la reducción de lectores en la población masculina (4.4 %) que en la femenina (2.2 %).

Entre 2016 y 2023, el porcentaje de la población alfabeta lectora en el país ha decrecido un 12.3 % (pasó de 80.6 % a 68.5 % de este sector), pero durante el último año este descenso ha sido el más pronunciado del último lustro, según El Economista.

Aunque el principal motivo para leer es el entretenimiento, seguido por el trabajo o estudio y la cultura general, la lectura ha alcanzado un promedio de 3.2 ejemplares en los últimos doce meses, siendo este el valor más bajo en seis años.

A partir del 2015, el Inegi comenzó a implementar el Molec y, a partir de 2017, el levantamiento es anual. En ese primer año se reportó que el 26.4 % de la población mayor de 18 años no acostumbraba a leer libros, revistas, periódicos, historietas, páginas de internet, foros o blogs.

Para 2016, la proporción se incrementó a 35.7 %; en 2017 mejoró a 34.5 %; mientras que en 2018 empeoró nuevamente al llegar al 38 %.

A partir de estos datos, podemos advertir algunos problemas a los que nos enfrentamos, como una mejor expresión e intercambio de nuestras ideas, lo que nos obligaría a recurrir a palabras que conceptualicen mejor lo que queremos expresar. 

Muchas veces no es que no haya palabras para manifestar lo que queremos decir, sino que no las sabemos y, pudiendo recurrir a la tecnología para ayudarnos a resolver dicha deficiencia, en ocasiones hacemos un mal uso de ella, como pasar horas sin provecho en las redes sociales.

La falta del hábito de la lectura, además de ocasionar un empobrecimiento material y cultural personal, colectivamente, en las sociedades con bajos niveles culturales y educativos, las personas son propensas a seguir liderazgos carismáticos y ocultamente autoritarios que se benefician de la ignorancia social, por lo que buscan perpetuarla.

De acuerdo con Excélsior, en 2019, el primer año de la llamada 4T, el porcentaje de las personas no lectoras fue del 38.5 %; para 2020, hubo un nuevo retroceso porque el 40.5 % de las y los mayores de 18 años declararon no acostumbrar a leer; en 2019 tuvo una ligera mejoría al ubicarse en 39.8 %; en 2022 nuevamente llegó a 38.3 %, pero en la medición de febrero de 2023 se estableció un nuevo récord de no lectura con el 43.8 % de la población de 18 años y más.

En la novela de ficción “1984”, de George Orwell, el autor advierte que la “nuevalengua”, idioma oficial en la novela, es un recurso del partido para anular la libertad de los ciudadanos y así evitar que estos tengan pensamientos distintos a los que buscan imponer, arrebatándoles la libertad de pensamiento.

El propósito de la “nuevalengua” no era sólo proporcionar un medio de expresión a la visión del mundo y los hábitos mentales, sino que fuese imposible cualquier otro modo de pensar.

Eso se lograba en parte con la invención de palabras nuevas, pero sobre todo eliminando palabras indeseables y despojando las restantes de cualquier significado heterodoxo, y dentro de lo posible, de sus significados secundarios.

Aparte de la supresión de palabras claramente heréticas, la reducción del vocabulario se consideraba un fin en sí mismo y no permitía la supervivencia de ninguna palabra que se considerase prescindible.

La “nuevalengua” estaba pensada no para extender, sino para disminuir el alcance del pensamiento, y dicho propósito se lograba de manera indirecta reduciendo al mínimo el número de palabras disponibles.

Analicemos, pues, si un emoji transmite lo que queremos verdaderamente expresar.

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